Carito Figueroa
septiembre 9, 2023
dormido.... Gustavo Adolfo Bécquer: "Por una mirada, un mundo; por una sonrisa, un cielo; por un beso... ¡yo no sé qué te diera por un beso!"
Cada estación, en su propio tiempo, nos regala su belleza efímera, pero eterna en nuestro corazón.
En este jardín donde las primaveras han decidido dormir, la atmósfera es serena y contemplativa. Cada día se siente como un suspiro suave que acaricia el alma. Es un recordatorio de la fugacidad de todas las cosas, incluso de las estaciones del año. En un mundo donde todo parece moverse a un ritmo vertiginoso, este rincón de calma es un regalo.
La vida moderna nos impulsa a avanzar constantemente, a perseguir metas y objetivos, a preocuparnos por el futuro. Pero aquí, en este jardín, podemos aprender una valiosa lección de las primaveras que descansan. A veces, necesitamos detenernos, contemplar el presente y apreciar la belleza que nos rodea.
Cada estación tiene su propio propósito y encanto, y aunque las primaveras puedan dormir, sabemos que volverán a despertar con su esplendor característico. Esto nos recuerda que, en nuestras vidas, también atravesamos diferentes estaciones: momentos de crecimiento, de declive, de descanso y de renovación.
Así como este jardín espera con paciencia la próxima primavera, también podemos aprender a esperar con esperanza los momentos más brillantes de nuestras vidas, incluso cuando atravesamos momentos de aparente quietud. Como dijo Albert Einstein: "La vida es como montar en bicicleta. Para mantener el equilibrio, debes seguir adelante".
Este rincón tranquilo en el jardín de las primaveras dormidas nos invita a detenernos, a reflexionar y a recordar que la vida es una danza de estaciones, y que cada una tiene su propósito y su belleza. Mientras esperamos el renacimiento de la primavera, aprendemos a valorar cada instante, a vivir con gratitud y a abrazar la armonía que la naturaleza nos ofrece.