Me senté frente al lienzo blanco sin saber que hacer, pintar, escribir o romperla en mil trozos como aquellas semillitas de los dientes de león que semejan vórtices que danzan en el viento para florecer en otra tierra, en otro tiempo, en una estación quizá tardía.

Con sumo cuidado entre mis dedos intente asir la plumilla y remojarla en la tinta que me miraba expectante, posiblemente nerviosa pues sería cómplice de algo que ocurría consecutivamente.

Pero no fue así, cuanta decepción teníamos en el cuarto todos, el papel, la tinta, la pluma y yo… cada vez que un trazo era plasmado , una idea caía al vacío de mi memoria ,no podía correr tras ella y darle un placentero lugar ahí, al contrario se limitaban a caer en el abismo de ese lado que nunca dejo salir, porque ahí viven los esperpentos que enterré siendo una cría de trenzas largas y pantaloncillos de pana azul como el cielo de otoño en un sábado.

Se silencian muchas veces para evitar confrontaciones y dialogos banales, nada más dificil existe que hablar con alguien cuya mente esta llenita de suciedad y cree que todo lo que piensa es perfecto y no se da cuenta que es su propio reflejo.

¿Cuán difícil es a veces silenciarlos? En ocasiones despiertan ante el mínimo aroma del color gris , porque huele a soledad, a tristeza, desasosiego, y desamor…

Estimado… nada más sale del tintero y el papel espera anciosito la sieguente letra, palabra, rayón…

sería genial poner para quien a dirigida la misiva.

Nada… a fuera se escucha como la lluvia besa delicadamente el pavimento, los automóviles aparcados en ocasiones impiden este tenue roce y cuando por fin descienden hasta el sedimento, sucumben ante las moléculas que aprisionan el segundo…así pasa la vida… así pasa las cosas, en una renuncia quizá fugaz que provoca cambios perentorios en nuestro sucinto recorrido por esta experiencia llamada existencia humana.

El papel se ha doblado, cabizbajo se arrincona en la mesa, la pluma limpia sus escobillas, no desea virutas del día anterior y antes de proteger su existencia en el estuche de marfil blanco que fuese parte de un titán gracioso de pasos fuertes y trompa larga me observa reojo, invitándome pero no…no sucede nada…

Escribo solamente Estimado: no sé que más agregar …

La luna en lo alto acuna los sueños, apago la vela …quizá deba dormir un segundo, un día o eternamente…

Cierro los ojos para descansar y de pronto se escucha un ruido en la sala, es él, ha regresado…

(Fragmento Una línea…una vida TOMO 2 DERECHOS RESERVADOS)